divendres, 30 de desembre del 2011

Año nuevo.

No sé si reir o llorar. 
Espero que éste traiga mejores recuerdos que el anterior; espero que éste se lleve tu recuerdo y desaparezcas. Para siempre.

dimarts, 27 de desembre del 2011

Las luces de septiembre.

Querida Irene:
Las luces de septiembre me enseñaron a recordar tus pasos desvaneciéndose en la marea. Sabía ya entonces que la huella del invierno no tardaría en borrar el espejismo del último verano que pasamos juntos en Bahía Azul. Te sorprendería comprobar lo poco que ha cambiado todo desde entonces. La torre del faro sigue alzándose como un cintinela entre las brumas, y la carretera que bordea la Playa del Inglés es apenas ya un pálido sendero que serpentea  entre la arena hacia ninguna parte.
Las ruinas de Crevenmoore se insinúan sobre la arboleda del bosque, silenciosas y envueltas en un manto de oscuridad. En las cada día menos frecuentes ocasiones en que me aventuro bahía adentro en el velero, todavía puedo ver los cristales agrietados en los ventanales del ala oeste, brillando como señales fantasmagóricas entre la niebla. A veces, embrujado por la memoria de aquellos días en que surcábamos la bahía de vuelta al ouerto al caer la tarde, me parece volver a ver las luces parpadeando en la oscuridad. Pero sé que ya no hay nadie allí. Nadie.
Te preguntarás qué ha sido de la Casa del Cabo. Pues bien, sigue allí, aislada, enfrentándose al océano infinito desde el vértice del cabo. El pasado invierno un temporal desguazó lo que quedaba del pequeño embarcadero de la playa. Un acaudalado joyero venido de alguna ciudad sin nombre se vio tentado a adquirirla por una suma irrisoria, pero los vientos de poniente y el embate de las olas en los acantilados se encargaron de disuadirlo. El salitre ha hecho  su mella en la madera blanca. La senda secreta que conducía  hasta la laguna es ahora una jungla impenetrable, recompleta de arbustos salvajes y ramas caídas.
De tarde en tarde, cuando el trabajo en el muelle me lo permite, cojo la bicicleta y me acerco hasta el cabo, para contemplar el crepúsculo desde el porche suspendido en los acantilados: solos yo y una bandada de gaviotas, que parecen haberse  adjudicado  el papel de nuevos inquilinos sin pasar por el despacho de notario alguno. Desde allí todavía puede verse cómo la luna dibuja una guirnalda de plata hacia la Cueva de los Murciélagos al alzarse sobre el horizonte.
Recuerdo que una vez te hablé de esta cueva y yo e conté la fabulosa historia de un siniestro pirata corso cuyo buque fue engullido por la gruta una noche de 1746. Mentí. Nunca hubo ningún contrabandista ni bucanero pendenciero que se aventurara en las tinieblas de aquella gruta. En mi defensa puedo decir que ésa fue la única mentira que oíste de mis labios. Aunque probablemente lo supiste desde el principio.
Esta mañana, mientras enhebraba un manojo de redes prendida en el arrecife, ha sucedido otra vez. Por un segundo creí verte en el porche de la Casa del Cabo, mirando hacia el horizonte como te gustaba hacerlo. Cuando las gaviotas han alzado el vuelo he comprobado que no había nadie allí. Más allá, cabalgando sobre las brumas, se alzaba el monte Saint Michel, como una isla fugitiva varada en la marea.
A veces pienso que todos se han ido a algún lugar lejos de Bahia Azul y que yo me he quedado atrapado en el tiempo, esperando en vano que la marea púrpura de septiembre me devuelva algo más que recuerdos. No me hagas mucho caso. El mar tiene estas cosas; todo lo devuelve después de un tiempo, especialmente los recuerdos.
Creo que, si cuento esta, ya son cien las caras que te he enviado a la última dirección tuya que pude conseguir en París. A veces me pregunto si has recibido alguna de ellas, si todavía te acuerdas de mí y de aquel amanecel en la Playa del Inglés. Tal vez así sea, tal vez la vida te ha llevado lejos de aquí, lejos de todos los recuerdos de la guerra.
La vida era mucho más sencilla entoncs, ¿recuerdas? ¿Qué digo? Seguro que no. Empiezo a pensar que sólo soy yo, pobre tonto, el que todavía vive del recuerdo de todos y cada uno de aquellos días de 1937, cuando aún estabas aquí, a mi lado...

dilluns, 26 de desembre del 2011

Volver a sentirlo de nuevo.

Y es entonces, cuando un par de sonrisas y una conversación extraña te hacen ver lo que antes habías visto, pero que habías olvidado; te hacen ver que sigue ahí, esa persona que antes te robaba los sueños, está volviendo a hacerlo... Y ahi es donde entras tú. Pensé que te tenía en el rincón de los simples recuerdos, pero parece que a mi corazón le apetece auto-lesionarse otra vez.  Pero esta vez me gusta, porque no es como la anterior; las cosas están empezando mejor, parece que este año que se acerca treae consigo buenos momentos...

dissabte, 17 de desembre del 2011

R-EVOLUCIÓN

 Cuando los bancos nos roban sus dueños se hacen millonarios
pero si tu les robas puedes pasar años encerrado
igual que Amadeu Casellas, 
conformismo es opio para el cerebro.
Nos fabrican un cielo negro, pero siguen existiendo estrellas,
el problema se llama gobierno creando abismos desiguales
que cambien ya sus siglas que de socialistas no tienen na'.
España es una patraña para que mande la burguesía
es normal que la realidad duela porque aún no la hemos cambiado.
Que se rebelen los olvidados y que pasen hambre en la zarzuela.

divendres, 16 de desembre del 2011

Toda una vida es poco. 10'

Bueno, pues ya son 10 años para casi todas( falta Sara jujuju) y, bueno, que en este tiempo me habéis demostrado lo enormes que sois.
Es cierto que poco a poco nos hemos distanciado, pero en verdad, seguimos juntas a pesar de todo.
Son ya 10 años, que dan para mucho. Han habido movidas, broncas y demás, peor sobretodo han habido risas, han habido mil sonrisas, y millones de momentos que recordar. Espero que no sean 10, y seas más de 60 años. Imaginaos, con 70 años todas viejas, recordando lo ingénuas que éramos en esta época, y siguiendo juntas, juntas hasta el final.
Gracias por ser lo mejor del mundo, gracias por ser lo mejor de mi vida. 










Y tus labios son el más dulce pecado.

Quiero tenerte siempre conmigo.

dijous, 15 de desembre del 2011

....

...Después de ver sus ojos perdiéndose, sentí que la puñalada me la habían dado a mí. El tiempo corría lento, como si fuese un jodido sueño... pero no era un sueño, y él seguía desangrándose en mis brazos.
Con las pupilas dilatadas y un gesto tranquilo, gracias a la droga, me miró y me dijo: "¿Sabes? Nunca pensé que moriría así, siempre me imaginé que sería por una guerra, o que me matarían unos cerdos, o que un tiro en la sien por parte del gobierno  acabaría conmigo, pero no pensé que fuese a ser así. Aunque es la mejor muerte que nadie podría tener, porque lo último que veré serás tú. Te quiero, ¿sabes? no se que coño pasará cuando mi corazón deje de latir, probablemente me pudra bajo tierra, pero si hubiese algo más, siempre te recordaría. Me salvaste la vida infinitas veces con tan solo mirarme. "
Y mientras, ¿Yo qué podía hacer? Las manos ya estaban cubiertas por su sangre. Estábamos solos en un callejón, yo gritaba, gritaba con todas mis fuerzas, la gente acudía y llamaba a ambulancias, pero pocos segundos después, con un gesto completamente tranquilo, sentí el calor de sus labios por última vez.

Te quiero.

Son pocas palabras, pero resumen mil sentimientos, mil momentos, mil recuerdos...
Son dos palabras que si viniesen de ti me harían la persona más feliz del mundo.
Quiero volver a probarte.

divendres, 9 de desembre del 2011

¿Quién sabe si mañana seguirás aquí?



Por eso, apaga la televisión, levántate del sillón, ve, vive la vida. Hay miles de cosas que no conoces, mil retos, mil historias.
Disfrúta como puedas, qué coño, disfruta como quieras, que nadie te quite la sonrisa, que nadie pueda contigo. Solo tenemos una vida, y hay que aprobechárla al máximo.
Y si mañana se acabara el mundo, no lo llores, yo no lo haré. Pase lo que pase, nadie va a joderme las ganas de vivir, nadie va a quitarme las alas. El día que se acabe el mundo, no moriré por ello. Moriré de la forma más genial posible. O, bueno, quién sabe, a lo mejor de sobredosis. El día en que se acabe el mundo, voy a ponerme hasta el culo.
Voy a hacer lo que quiera, a romper las estúpidas leyes, a reivindicar mis derechos, a darle patadas al mundo.
Porque yo quiero ser libre, ser libre y vivir mi vida como YO quiero vivirla, no como ellos quieren que la viva.
Porque, ¿qué cojones? Yo quiero ser felíz. Aunque a veces no pueda, siempre intento sonreir. No hay tristeza suficiente como para tapar una sonrisa.
Así que, solo diré: ¡Que le jodan al mundo!
Yo quiero ser diferente, hacer cosas diferentes, vestirme diferente, quiero estar pasada de moda, que me digan que soy rara. Porque me gusta, y me siento bien. Y tus miradas de asco para mí son cumplidos.
Me gusta lo raro, lo extrabagante. Sé raro, y vivirás mejor. No seas una copia, sé diferente, aunque te miren mal.
Porque, mejor raros.
Aprobécha cada milésima que estés aquí, aunque a veces no lo creas, puedes con todo. No hay nada tan fuerte como para hacerte daño.

Y van pasando los meses...

Tantas veces he dicho que no podía más... pero sigo aquí, tal vez porque sigo teniendo esperanzas a las que abrazarme aunque sepa que son falsas. 
Que te echo de menos cada minuto que no te veo, que necesito tenerte cerca para ser felíz, que odio los fines de semana y las vacaciones porque no se nada de tí... que no puedo querer a nadie más que no seas tú, aunque a pesar de eso te odio. Te odio porque sabes todo esto y no eres capaz ni de hablarme de vez en cuando. 
Este año para navidad solo pediré tenerte conmigo para siempre, de la forma que sea, pero para siempre. Te echo de menos después de siete meses, aunque parezca mentira. Se que soy patética escribiendo esto y no diciéndotelo, pero se lo que piensas, y no quiero una tercera vez. Te quiero, por encima de todo.